COLUMNA: Cotidianas Pensamientos
COLUMNA: Cotidianas
Por Jorge Vega
Dicen los maestros espirituales que la mente es como el cielo y los pensamientos como las nubes. Al meditar, proponen, uno debe sólo mirar los pensamientos, las nubes, sin aferrarse a ellas, a nada. Aseguran que con una actitud así, las nubes pronto desaparecen y entonces entendemos que esos pensamientos no son nuestros y que, además, no nos definen.
Sin embargo, algunos nos enamoramos de ciertas nubes, de ciertos colores, texturas. Sobre todo, de nubes como las de noviembre, diciembre o enero, cuando los vientos fríos se llevan la humedad y el cielo resplandece. Y nos quedamos atrapados en ciertos momentos de la infancia, de la adolescencia, maravillados de nosotros mismos.
Nos cuesta entender, como nos advierten los hombres y las mujeres sabias, que la vida es una sucesión de pérdidas, que es necesario perder escombro, ruinas de otros años, para que el templo que es el cuerpo tenga espacio suficiente como para que pueda entrar Dios, o como uno llame a esa fuerza, esa energía, ese misterio.
Pero finalmente, quién sabe con certeza de qué se trata esto de vivir realmente, más allá de esas ideas repetidas del éxito, de ser más espirituales que los demás, más puros, más morales, más santos, más merecedores de la gracia de Dios.
Tal vez las nubes no son el enemigo sino sólo la metáfora de algo más complejo. Vivo. Ahora sé que cada uno salta al vacío en su momento.
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