La “familia tradicional” deja de ser prioridad entre las nuevas generaciones en Colima
+Disminuyen matrimonios en un 28% en los últimos cuatro años, según INEGI
+Las mujeres deciden casarse a mayor edad: Registro Civil de Colima
Por Naomi Lucas, Dafnee Velasco, Ana Paula Ruiz, Karla Rojas y Daniela Cruz
Colima, Col. – Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Registro Civil de Colima confirman una transformación social profunda: los matrimonios han disminuido 28% entre 2019 y 2023, reflejando un cambio generacional en las prioridades de vida de los jóvenes colimenses.
Cifras oficiales revelan tendencia descendente
Según datos del INEGI, Colima registró 3 mil 420 matrimonios en 2023, cifra que representa una disminución del 28% respecto a 2019 cuando se contabilizaron 4 mil 750 uniones.
La tasa bruta de nupcialidad pasó de 6.8 matrimonios por cada mil habitantes en 2019 a 4.7 en 2023, ubicando al estado por debajo del promedio nacional de 5.2.
El Registro Civil estatal confirma esta tendencia: la edad promedio para contraer matrimonio aumentó de 25.3 años en 2010 a 28.1 años en 2023 para mujeres, y de 27.8 a 30.4 años para hombres.
Los nacimientos también disminuyeron de 18 mil 956 en 2019 a 16 mil 234 en 2023, reflejando una tasa de natalidad de 22.1 por cada mil habitantes.
Más personas solteras y menos compromiso
El Censo de Población 2020 del INEGI reveló transformaciones significativas en Colima: el 34.8% de personas entre 25-34 años permanecen solteras, comparado con el 28.2% registrado en 2010.
Las uniones libres aumentaron del 15.6% al 22.1% en el mismo período, mientras que los matrimonios civiles y religiosos disminuyeron proporcionalmente.
Voces de una generación en transición
Para comprender mejor esta transformación social, se consultó a jóvenes colimenses entre 20 y 30 años sobre sus perspectivas respecto al matrimonio y la formación de familia. Sus respuestas obtenidas en un sondeo realizado, revelan la complejidad de factores que influyen en estas decisiones generacionales.
Las preocupaciones económicas dominan el discurso de los entrevistados: “No me gustaría casarme porque considero que no tendría la solvencia económica para hacerme cargo de un hijo, sumado a esto pienso que pierdo un poco de independencia pues ya no tendría la misma libertad para poder concentrarme en mi realización personal”, explica una joven de 24 años que fue consultada en un sondeo anónimo.
La estabilidad integral emerge como requisito fundamental “Son varios factores los que influyen en esa decisión, pero principalmente por ser una responsabilidad muy grande a la cual yo no me siento lista, continuando con el hecho de que primero me gustaría tener estabilidad mental, psicológica, emocional y económica”, comparte una entrevistada de 27 años.
La maternidad/paternidad responsable es otra constante en las respuestas. “No lo sé, aún no lo decido y también depende de mi pareja ya que me parece que es una decisión de ambos. De hecho, influye también mucho mi decisión en que la crianza es algo complicado y más si no eres alguien con estabilidad económica y mental”, reflexiona un joven de 25 años, quien añade sus preocupaciones sobre la seguridad: “el mundo ahora es muy peligroso y no puedes confiar ni en tu sombra”, respondió otra entrevistada.
Sin embargo, no todos rechazan la idea tradicional de familia. Algunos mantienen el deseo de formar un hogar: “Me gustaría porque sería una etapa y experiencia muy bonita a vivir, iniciar una familia propia y crear así recuerdos muy bonitos”, expresa una joven de 21 años. Otra coincide: “Porque mi sueño ha sido crear un hogar propio, con amor, respeto y bienestar emocional”.
La diversidad de perspectivas incluye quienes buscan compañía y apoyo mutuo: “Formar una familia propia se volvió un pensamiento muy reciente, me gustaría tener alguien en quien apoyarme y apoyar en las buenas y en las malas”, mientras otros cuestionan su vocación parental: “No me veo siendo mamá, los niños necesitan de una figura que los ame y les tenga paciencia para educarlos”.
Entre quienes sí contemplan la paternidad, el amor aparece como motivación central: “Porque quiero formar una familia llena de amor y sentir la gratitud de maternar” y “Para poder compartir con alguien el sentimiento de la paternidad”, expresan dos entrevistados.
Factor económico determinante
El Registro Civil documenta que el 67% de los matrimonios registrados en 2023 corresponden a parejas donde ambos contrayentes trabajan, comparado con el 52% en 2015, lo que evidencia la necesidad de un doble ingreso para sostener un hogar.
La vivienda representa el mayor obstáculo: según datos estatales, el precio promedio aumentó 18% en los últimos tres años.
Según el portal Data México, de la Secretaría de Economía (SE), el salario promedio mensual en Colima es de 7 mil 440 pesos, cifra que contrasta con el costo estimado de la canasta alimentaria para una familia de cuatro integrantes, que asciende a aproximadamente 9 mil 195 pesos mensuales, de acuerdo con el CONEVAL (abril 2024).
Este monto no incluye gastos no alimentarios como vivienda, transporte, salud o educación, por lo que el costo real de mantener un hogar se estima en más de 15 mil pesos al mes. Esta brecha económica incide directamente en las decisiones reproductivas y en la viabilidad de formar una familia bajo el modelo tradicional.
Educación y nuevas expectativas
En Colima, según datos de la Secretaría de Educación del gobierno del estado, el 68% de jóvenes entre 18 y 25 años cursan o planean estudios universitarios, priorizando desarrollo profesional sobre compromisos familiares tempranos.
Impacto en salud mental y presión social
La presión social por seguir patrones tradicionales genera conflictos internos significativos en los jóvenes colimenses. Los servicios de salud mental estatal reportaron aumento del 35% en consultas relacionadas con “ansiedad por expectativas familiares” durante 2023, según datos de la Secretaría de Salud de Colima.
Este fenómeno se manifiesta principalmente en mujeres entre 26 y 32 años, quienes enfrentan cuestionamientos constantes sobre su soltería o decisión de no tener hijos. La presión familiar y social genera estrés, baja autoestima y conflictos intergeneracionales que requieren atención psicológica profesional.
Los especialistas identifican síntomas como ansiedad generalizada, depresión leve y trastornos del sueño relacionados con la culpa por no cumplir expectativas sociales. Muchos jóvenes reportan sentimientos de incomprensión familiar y aislamiento social por elegir caminos diferentes al modelo tradicional de vida.
Perspectivas demográficas futuras
Con una tasa de fecundidad de 1.6 hijos por mujer, Colima enfrenta un desafío demográfico. Esta cifra es inferior al reemplazo generacional de 2.1 y proyecta un envejecimiento poblacional que implicará establecer políticas públicas adecuadas.
Según el INEGI, la población de 60 años y más en Colima representó el 14.2% del total estatal en 2023, comparado con el 11.8% registrado en 2015, evidenciando el acelerado envejecimiento demográfico.
Para el 2050, según cifras oficiales, se estima que la población de 60 años y más supere el 24% del total.

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