Tinder: cuando un perfil falso, enamora
Por Estrella Jasive Unda Granados, estudiante de Primer Semestre de la Licenciatura en Comunicación
En los últimos días me he encontrado con perfiles de todo tipo, entre ellos los que solo buscan pasar un buen rato: algo de un momento, una buena noche… es decir, sexo. Todo te lo especifican en su descripción, y si te llega a interesar, lo único que tienes que hacer es deslizar a la derecha.
“Horario de atención: a las 22:00 el chat es un juego, no lo tomes todo tan personal, relájate y pasemos el rato; no busco nada serio (coger); sextear o algo más, mido 1.73m x 17cm; busco chica para trío; no busco hacer amigos a menos que sean con derechos; doy $5000 por encuentro, me veo muy bien físicamente, te mando foto si hacemos match, solo en Colima y Guadalajara para este domingo, busco a alguien de mi edad o un poco menor”.
Y como ellos existen muchos más, esto es sin duda un catálogo de explícitos deseos. Sin filtros, solo números y medidas; su “honestidad” es de respetarse. No están como yo, mintiendo por convivir.
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Su cuenta ha sido creada con éxito. Te damos la bienvenida.
Nerviosismo activado: manos temblorosas y una risita interna que no me dejaba en paz. Hice mi primer match con un chico de 23 años, o al menos eso es lo que dice su perfil. Mi teléfono se iluminó, celebrando el histórico suceso.
– Hola -le escribí-. ¿Será que aquí las conversaciones también empiezan así?
Espero su respuesta con ansias. No dejo de mirar el teléfono esperando una notificación que destaque que tengo un nuevo mensaje. Actuó como un niño que espera ansioso llegar al frente de la fila para darle a la piñata.
Tinder, según una encuesta realizada por la PROFECO en el año 2023, es la aplicación de citas más utilizada, con el 72.2% de usuarios registrados en México; le sigue Bumble, con el 68.2%.
El hecho de que una aplicación como Tinder tenga tanto éxito me hace cuestionar la racionalidad de las personas. ¿Realmente crean un perfil con la esperanza de conseguir pareja? ¿O solo quieren chatear con desconocidos, sin llegar a tener algo formal, solo para hacer nuevos amigos?
Un timbre emerge de mi celular: una nueva notificación. Mi segunda víctima me ha escrito. Este chico sí tomó la iniciativa. Ahora, en mi bandeja de entrada, ya no tengo solo un match, sino dos. Me está costando bastante mantenerme despierta, mis párpados me pesan. Escucho cómo la gotas de lluvia caen tras mi ventana. Este clima amerita estar bien envuelta viendo series en
Netflix, ¿de snack? Un chocolate caliente y un buen panecito. El aire está fresco; ojalá pueda pasar una noche libre de calor.
Por la cantidad de perfiles que he visto hasta ahora, la mayoría parece estar en busca de una relación seria y duradera. Eso me hace cuestionar aún más a las personas que prefieren conocer gente a través de una app en lugar de hacerlo en persona, a la antigüita, como dirían por ahí.
Mi segundo match parece estar más interesado.
-¡Estrella!, ya me voy a dormir -escucho a mi madre gritar desde lo lejos.

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-Hago ejercicio, así que me veo perrón con poca o nada de ropa -dijo de la nada, como si me estuviera dando su currículum; casi sentía que me leía hasta su cartilla de vacunación.
Wow. Gracias por la información, chico número uno. Sin duda es un dato que no debe pasar desapercibido. Justo ahora me siento como Carrie Bradshaw, de Sex and the City, reportando lo que pasa en las apps de citas, donde los hombres también son capaces de ponerse en promoción.
Ya cuento con un tercer chat en mi bandeja. Esto ya me está gustando; el nerviosismo ya no está en mi sistema. Estoy chateando con tres chicos diferentes y me gusta. Mis tres conversaciones sin duda van por buen camino: ellos parecen estar interesados en conocerme. Dos ya me propusieron seguir la conversación por WhatsApp, a lo cual puse resistencia. Recordemos que no soy quien digo ser en mi perfil, soy una estafa.
Según Carlos, de 24 años -alias “chico número dos”-, insiste en llevar la conversación a WhatsApp porque, según él, los chats desaparecen.
-No es como que puedas buscarlas de nuevo- me dice. Qué conveniente.
Estoy tratando de indagar el motivo por el cual los chicos tienen cuenta en Tinder. Hasta ahora, Tony, de 23 años -alias “chico número uno”-, comenta que la descargó por diversión.
-¿Hace mucho que tienes la app? -pregunté.
-Pues más o menos, pero respondo poco. La descargué, luego la borré, y no tiene mucho que la volví a descargar.
-Ya veo… ¿y te ha pasado algo interesante?
-Me han llegado a pedir fotos, no sé si eso se te haga interesante.
-¿Y si las mandaste?
-Siguiente pregunta.
Sí cómo no, “siguiente pregunta”. A juzgar por la manera en la que este chico se expresa, su foto de perfil, la biografía que parece estar escrita en menos de cinco minutos y el hecho de que muy probablemente haya mandado fotos íntimas… este chico es una red flag andante.
El chico número dos me cuenta que normalmente usa la app cuando sale del estado. Según el eso lo ayuda a conocer gente con la que sí se reúne, ya sea en congresos o torneos prenacionales.
-He llegado a conocer gente muy interesante -comenta.
-Cuéntame -respondí.
-Depende de qué quieras saber, porque hay de todo.
-Algo que me haga decir: no hay manera de que eso sea real.
-No tengo nada turbio.
-Lo que tengas esta bien, tu platícame
-En un congreso al que fui, le gusté a una chica y la invité a una cafetería. Llegó con tres amigas; al poco rato me invitaron al antro, y tu pensarás que a lo mejor me fui con ella y ahí pasó lo que pasó… pero no fue así. Esa noche me agarré a la amiga, y ya más tardecito también a ella. Ninguna de las dos se agüitó ni nada; de hecho, me dormí en su cuarto porque llegamos muy tarde del antro y no tenía las llaves de mi habitación.
Lo bueno que no había nada turbio, solo una típica velada con doble “encuentro casual”. Vaya telenovela. Este chico se armó el combo.

Creo que en esta app lo último que vas encontrar es algo real, duradero y serio. Es más probable que salgas de aquí con el corazón roto, ghosteada, estafada… o peor.
Samuel -alias “chico numero tres”-, de 24 años, es el menos experimentado del grupo. Hace apenas cuatro días que descargó la aplicación y nunca antes la había usado. No tiene mucho contenido para mí, pero eso si: ya me pasó su número para continuar la conversación por WhatsApp. Él, al igual que muchos otros, dice estar en busca de algo duradero… o al menos eso asegura en su perfil.
No seré yo quien destruya ese sueño y le diga que dudo mucho que aquí encuentre lo que busca. Capaz y él logra entrar en ese reducido porcentaje de parejas exitosas creadas desde las apps de citas. Uno nunca sabe lo que le depara el destino… le deseo la mejor de las suertes a este chico.
Y mientras tanto, yo sigo aquí, en mi modo Carrie Bradshaw activado: observando, juzgando y tomando nota de cada perfil digno de ser mencionado en mi columna.

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Definitivamente, estar en este tipo de aplicaciones cuando te encuentras emocionalmente inestable no es una buena idea. Aunque en los perfiles se diga que buscan algo serio y duradero, realmente, ¿cómo podemos estar seguras de eso?¿Cómo puede alguien realmente saber que la otra persona no está solo tratando de engatusarte? Se necesitan más que palabras bonitas para demostrar lo que alguien de verdad quiere.
En el peor de los casos, terminas como Mariana: sin pareja y con amenazas de muerte. Yo tal vez esté lidiando con chicos inmaduros, infieles y aniñados, pero hay personas que están enfrentando a monstruos de verdad.
De acuerdo con el podcast en YouTube “Me enamoré de un perfil falso en una app de citas”, Mariana cuenta que la pesadilla que vivió -y se podría decir que sigue viviendo- fue una de las peores experiencias de su vida.
Mariana relata que, en el 2023, descargó la aplicación Bumble; su psicóloga le había recomendado que era necesario expandir su círculo social. Mariana tenía amigas a las que les había ido muy bien en la app, lo que le dio la confianza y motivación para crear su cuenta.
Hasta aquí, todo suena muy color de rosa. Pero la realidad era otra; pronto el cuento de hadas conocería a la bruja malvada. Con el paso del tiempo, sus chats pasaron de la aplicación, a Instagram, y luego a mensajes de texto, los cuales duraron un año.
“Llevaba ya dos años soltera, hice match con este chico, empezamos a hablar y la verdad es que su perfil era agradable a mi vista. Buena cara, buena presentación, todo pintaba muy bien, nada sospechoso. Nunca le vi su cara, al menos no en tiempo real; él solo me mandaba mensajes, audios, fotos y videos, pero en los videos nunca salía su cara. Él me da la escusa perfecta para no hacerlo, con evidencias y todo”.
Aquí es dónde uno se pregunta: ¿pero que carajos, Mariana? ¿Que excusa te pudo haber dado para que tu aceptaras esto? Cuando el chico comenzó con amenazas hacia Mariana, exigiéndole las contraseñas de sus redes sociales y que dejara de salir por completo, o de lo contrario él subiría fotos íntimas que tenía de ella, Mariana se sintió acorralada.
”Mi padre fallece y él fue un apoyo emocional super importante para mí. Eso hizo más difícil cortar la comunicación con él. Me ofreció ir a Miami, me ofreció una vida con él. Cuando llega la fecha en la que él vendría por mi a Colombia, enferma y nunca logra subir al avión. Aquí empieza mi pesadilla; una supuesta amiga de él me marca diciéndome que este chico intentó suicidarse por mi culpa. Yo no entendía lo que pasaba. Después de unas semanas, me marca el hermano y me dice que el chico se había suicidado. Un sentimiento de culpa me invadió. Yo no sé qué o quién me hizo interesarme en la foto de perfil del hermano; se parecía mucho al chico con el que yo estaba chateando, así que investigué y, en efecto, era la misma persona: no la de las fotos, sino el que estaba tras la pantalla chateando conmigo”.
Al final lo enfrentó. Él terminó subiendo sus fotos, lo expuso y las amenazas de muerte empezaron. Mariana hizo denuncias y conoció a más chicas colombianas que, como ella, fueron engañadas por este mismo hombre.

“Hasta la fecha, si llego a hablar de él o si simplemente pongo mis redes sociales públicas, las amenazas se hacen presentes de nuevo. Él tiene muchísima información mía: de mi familia, mis amigos y conocidos en general. Las amenazas también llegaron a ser hacia ellos. Aún vivo preocupada, pensando cuándo va a estallar de nuevo, cuándo va a volver a utilizar todo lo que tiene en mi contra”.
Mientras yo experimento con chicos dentro de lo que cabe “comunes” Mariana nos recuerda que estas apps puedes ser mucho más que diversión: son una trampa, y el más mínimo paso en falso puede hacerte caer.
Mariana, hasta la fecha, no ha querido investigar a este chico y desconoce por completo su verdadera identidad.
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El consumo saludable en estas aplicaciones se ve afectado por las mentiras que constantemente circulan en ellas. Los perfiles de las personas que, como Mariana, son víctimas de estas mentes enfermas, suelen ser chicas con vacíos internos y con una mala relación con sus padres. No puedo evitar preguntarme cuántas Marianas hay por ahí… y cuantos chicos escondidos detrás de fotos y nombres falsos.
Tengamos cuidado a la hora de compartir información personal. No todos son lo que dicen ser. Yo, por ejemplo, me he creado un perfil falso y lo confieso. Habla siempre con alguien sobre lo que te esté pasando; busca ayuda si ya te encuentras en una situación con amenazas. Aunque pienses que las cosas pueden cambiar, nunca se va a estar a salvo. Las apps de citas no son para todo el mundo y, sin duda, no son un lugar seguro para crear lazos sentimentales.
Estás aplicaciones son una trampa segura para cualquiera con un corazón sensible. Este mundo virtual está lleno de perfiles extraños, de promesas vacías y mentiras tan falsas como cuando tu mamá te dice que no te va a pegar, pero ya te esta esperando con chancla en mano. Nada bueno te puedes encontrar aquí, así que piensa bien a la hora de deslizar a la derecha.
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