“Los jóvenes resisten y su cuerpo es un dispositivo de resistencia social”: investigador
En el marco del Noveno Seminario Internacional sobre Estudios de Juventud en América Latina “Intergeneraciones, incertidumbre y disrupción”, realizado en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), el investigador José Manuel Valenzuela Arce, de El Colegio de la Frontera Norte, impartió la conferencia magistral “Los nadies: Bionecropolítica y juvenicidio en América Latina”, en la que reflexionó sobre los entramados sociales y políticos que atraviesan las violencias contra las juventudes en la región.
Valenzuela subrayó que el compromiso ético, académico y político de quienes estudian las juventudes no debe limitarse a “contar muertos”, sino a escrudiñar los entramados que explican por qué matan a la gente. En ese sentido, sostuvo que el concepto de juventud es una construcción histórica, vacía de contenido si no se entiende desde contextos específicos de tiempo, lugar y relaciones sociales.
Al abordar las nociones de biopolítica y necropolítica, señaló que mientras la primera regula la vida imponiendo modelos de cuerpos y conductas, la segunda otorga al Estado-nación el poder de decidir quién merece vivir y quién debe morir. Sin embargo, dijo, en ese escenario de control y violencia, los jóvenes no son meros receptores pasivos.
Para el investigador, el cuerpo se convierte en un dispositivo central de resistencia social. Ejemplos de ello son las mujeres que ejercen su derecho a abortar, las comunidades LGBTTTIQ+ que ganan espacios de reconocimiento, los migrantes que se organizan frente a la exclusión o los jóvenes que resignifican el espacio urbano para construir pertenencia, incluso en contextos adversos.
“Los jóvenes no son ́Bob Esponja ́”, afirmó Valenzuela. “No es que les llegue la biopolítica sin más; ellos resisten, se organizan y convierten su propio cuerpo en una forma de bioresistencia”.
Finalmente, advirtió que los marcos prohibicionistas responden más a intereses económicos, autoritarios o moralizantes que a la verdadera protección de la juventud, mientras que las condiciones de precariedad obligan a muchos a vivir en el “todo o nada”, un escenario que él denominó “tonas”. Frente a ello, insistió, la resistencia juvenil es también una forma de construir futuro.
Editado por Yeraldy Hernández con información de Arnoldo Delgadillo
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