Gloria Trevi en la Feria de Todos los Santos: Una noche de desborde y conexión
Por Lizeth García
El anuncio era simple; la entrada sería gratuita, pero los mejores lugares, limitados.
Esa combinación bastó para que, desde temprano, se desatara una avalancha humana ansiosa por acercarse al escenario del Foro Principal del recinto ferial, donde Gloria Trevi inauguró la cartelera de eventos gratuitos de la Feria de Todos los Santos Colima 2025.
Personas corrían codo a codo en busca de un sitio cercano. Nadie quería perder la oportunidad de verla de frente. Cuando la artista tomó el micrófono, el compromiso fue absoluto; no importó que fuera un concierto gratuito, Gloria Trevi entregó un espectáculo con el alma y sin reservas.
El primer gran momento llegó con los acordes de “Con los ojos cerrados”. No era solo una canción; era un portal a la nostalgia. El público, convertido en un coro de miles, coreaba cada palabra entre gritos que retumbaban en el recinto.
La euforia también dio paso al humor. Entre canción y canción, se escuchaban bromas y ocurrencias desde el público. “¡Tengo saldo en mi celular!” gritó alguien, provocando risas colectivas. Otro, más osado, lanzó: “¡Con los ojos cerrados no, Gloria!”, demostrando la cercanía y complicidad entre artista y asistentes.
Desde el centro del foro, la vista era un torbellino; siluetas brincando y bailando sin descanso, celulares en alto buscando capturar el momento, y un escenario bañado en luces de colores, fuegos artificiales y un telón de humo que envolvía a la cantante en un halo de energía.
A los costados, dos pantallas gigantes ofrecían una visión nítida del espectáculo a quienes quedaron lejos del escenario, garantizando que nadie se perdiera detalle.
Fiel a su estilo, Gloria deslumbró con cambios de vestuario cada vez más audaces. Más que un concierto, fue una demostración de entrega total, una comunión entre artista y público que pocas veces se logra.
El cierre fue el clímax de esa conexión. Para interpretar sus himnos “Pelo suelto” y “Zapatos viejos”, Trevi subió al escenario a varios asistentes —jóvenes, adultos e incluso una señora de la tercera edad— que bailaron y rieron junto a ella. La escena fue la prueba viva de que su música no conoce edades ni barreras.
Al terminar, la gente se retiró con la garganta adolorida pero el corazón lleno. No fueron los fuegos artificiales ni las luces lo que quedó grabado esa noche, sino la sensación de haber compartido una experiencia colectiva y única; una fiesta que marcó el inicio de la feria y que nadie olvidará.
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